miércoles, 27 de abril de 2011

“¿Qué es lo más importante que ha hecho en su vida?”


Lo más importante que he hecho en la vida, tuvo lugar el 9 de Mayo de 2000…

Comencé el día jugando tenis
con un amigo al que no había visto en mucho tiempo. Entre jugada y jugada me contó que su esposa y él acababan de tener un bebé.
Mientras jugábamos, llegó el padre de mi amigo, que consternado, le dijo que al bebé se lo habían llevado de urgencia al hospital.
En un instante, mí amigo se subió al auto de su padre y se marcho.
Yo, por un momento, me quedé donde estaba, sin saber que debía hacer.
¿Seguir a mí amigo al hospital?.
Mí presencia allí, me dije, no iba a servir de nada, pues la criatura estará al cuidado de médicos y enfermeras, y nada de lo que yo hiciera o dijera iba a cambiar las cosas.
¿Brindarle mi apoyo moral?.
Eso, quizás, pero tanto él como su esposa provenían de familias numerosas, y sin duda estarían rodeados de parientes, que les ofrecerían el apoyo necesario.
Lo único que haría yo sería estorbar.
Así que decidí ir mas tarde al hospital a visitar a mi amigo.
Al poner en marcha mi auto, me percaté que mi amigo había dejado su camioneta con las llaves puestas, estacionada junto a las canchas.
Decidí pues, cerrar el auto e ir al hospital a entregarle las llaves.
Como supuse, la sala de espera estaba llena de familiares. No tardo en presentarse un médico, que se acercó a la pareja y, en voz baja les comunicó que su bebe había fallecido.
Los padres se abrazaron y lloraron, mientras todos los demás los rodeamos en medio del silencio y el dolor. Al verme mi amigo, se refugió en mis brazos y me dijo: Gracias por estar aquí.
Durante el resto de la mañana permanecí sentado en la sala de urgencias del hospital viendo a mi amigo y a su esposa sostener en brazos a su bebe y despedirse de él.
Esto, es lo más importante que he hecho en mí vida, y aquella experiencia me dejo tres enseñanzas:
Primera: lo más importante que he hecho en la vida, ocurrió cuando no había absolutamente nada que yo pudiera hacer.
Nada de lo racional que aprendí en la universidad, ni en el ejercicio de mi profesión, me sirvió en tales circunstancias. A dos personas les sobrevino una desgracia y lo único que pude hacer fue acompañarlos y esperar; pero estar allí, era lo principal…
Segunda: aprendí que al aprender a pensar, casi me olvido de sentir.
Tercera: aprendí que la vida puede cambiar en un instante. Así pues, hacemos planes y concebimos nuestro futuro como algo real, y olvidamos que perder el empleo, sufrir una enfermedad grave o un accidente y muchas otras cosas más, pueden alterar ese futuro en un abrir y cerrar de ojos.

Desde aquel día, busqué un equilibrio entre el trabajo y la vida; aprendí que ningún empleo compensa perderse unas vacaciones, romper con la pareja o pasar un día festivo lejos de la familia. Y aprendí que lo más importante en la vida, no es ganar dinero, ni ascender en la escala social, ni recibir honores…

Lo más importante en la vida, es el tiempo que dedicamos a cultivar una amistad.

3 comentarios:

  1. Mi hermano, qué cantidad tan grabde de sentimientos encontrados en tu post:

    La felicidad de el re-encuentro con tu viejo amigo, compartir la llegada de un nuevo ser, tu impotencia al "pensar" que en nada puedes ayudar en ese momento, ver el dolor de tu amigo al enterarse de su pérdida, el abrazo fraternal de ustedes dos y tu regreso a lo elemental de la vida.

    Te felicito Arturo. Un abrazo.

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  2. Querido amigo
    En Realidad es un tema que me toca el corazon... y me hizo recordar el dia que yo perdi a mi pequeña Pomi... en verdad esto de perder a alguien cuando crees que todo marcha, el rodearte de gente que te ama, y te aprecia, independiente de tu familia, te fortalece y te reeconforta en demasia. Es por eso que muchas veces aunque estorbes siempre estar ahi, por que en realidad no estorbas, en esos momentos nunca estorbas... el actuar aveces aunque impulsivo siempre debe ser guiado por el corazon... en mi muy humilde opinion... Gracias

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  3. Por eso siempre que puedo lo digo "gracias por estar" a veces, eso, es lo más importante, saber que estamos ahí, a mano, cerca. Eso, es lo que nos vuelve indispensables, lo que somos.
    Gracias Arturo, tu relato me cayó en un momento especial así que lo desquité.
    Un abrazo y gracias por estar ;)

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